sexta-feira, 3 de junho de 2011

Brasil espera erradicar en 2014 la pobreza extrema en el país

El programa busca dar continuidad a la política social que impulsó el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva. “Mientras discutimos, millones de brasileños se mueren de hambre”, señaló la presidenta Dilma Rousseff
CONTRA LA MISERIA LA PRESIDENTA DE BRASIL, DILMA ROUSSEFF, LANZO EL PROYECTO MAS AMBICIOSO DE SU GESTION.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, lanzó ayer el Programa Brasil sin Miseria que, aparte de dar continuidad a la política social de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, supone un nuevo paso al frente en la erradicación de la pobreza extrema en el gigante sudamericano.
Mientras la economía avanza a buen ritmo, el gobierno de Rousseff quiere seguir concentrando sus esfuerzos en los más pobres, cifrados en 16,2 millones de personas que viven con menos de 43 dólares al mes.
“Debemos gritar que la miseria aún existe” en Brasil, declaró la jefa de Estado. Y añadió: “Mientras discutimos, millones de brasileños se mueren de hambre”.
La Presidenta pidió un compromiso “serio” y “responsable” para con estas personas, que representan el 8,5% de la población, según el último censo.
Ellos se encuentran fuera del llamado Bolsa Familia, un plan asistencial que funciona desde 2003 y subsidia a unas 13 millones de familias, que para acceder a ese apoyo deben mantener a sus niños en la escuela.
El nuevo programa fue presentado en un acto al que asistieron todos los ministros del Gobierno, autoridades regionales, parlamentarios y otras personalidades, como el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick.
La ministra de Desarrollo Social, Tereza Campello, explicó los detalles del plan y subrayó la “dimensión titánica” de un proyecto dirigido a “personas que viven en las condiciones más precarias” y entre las que hay unos 150.000 ancianos, que requieren de atención especial.
Entre muchos datos, indicó que el 55% de la masa de pobres a los que se pretende asistir reside en el campo, por lo que los planes de agricultura familiar tendrán un refuerzo adicional, con una mayor asistencia técnica y apoyo financiero.
Según la ministra, el plan Brasil sin Miseria pasará a atender a 275.000 familias campesinas, que recibirán cada mes 153 dólares, además de una dotación de semillas para la producción.
También se profundizarán programas de infraestructura para llevar agua potable y para el riego a unas 750.000 familias de pequeños agricultores que todavía no tienen acceso directo a “un elemento tan elemental y básico”, reconoció Campello.
La inclusión productiva de esas personas se dará a través del llamado Programa Nacional de Adquisición de Alimentos, mediante el cual el Gobierno adquiere parte de la producción de 60.000 familias de pequeños agricultores y la distribuye en escuelas y comedores populares.
De ese modo, el número de familias campesinas incluidas en ese plan de compra de alimentos pasará a 250.000 y el Gobierno promoverá además “su entrada al circuito privado”, a través de acuerdos con redes de supermercados, dijo Campello.
En las áreas urbanas el mayor desafío pasará por la identificación y localización de los pobres, que en la mayoría de las grandes ciudades están a la vista de todos, pero no existen en los registros oficiales.
Se trata de personas que viven en las calles, sin domicilio fijo, que no aparecen en los censos y que, según cálculos privados y oficiales, pueden ser entre 100.000 y 1,5 millones.

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